La pronunciación (I): sentence stress

Uno de los elementos a los que el currículo avanzado da mayor importancia de lo habitual en otros currículos es a la pronunciación. Así, bajo el epígrafe de "fonética", el currículo recoge tanto la pronunciación de determinados sonidos como el trabajo con el ritmo y la entonación. Esto resulta interesante, porque muchas veces cuando se trabaja la pronunciación en inglés la atención recae en los sonidos, cuando en realidad los estudios demuestran que el principal problema para que un hablante no nativo sea entendido por un nativo reside en la entonación y en el ritmo. Y es aquí donde nuestros alumnos, como hablantes de español que son en su mayoría, se encuentran con un problema grande, porque el inglés, al contrario que el español, no es una lengua silábica si no de acento (o en términos técnicos, el español es de compás silábico, mientras que el inglés es de compás acentual). 

Esta diferencia se traduce en que en inglés solamente se acentúan las palabras clave de las oraciones, de manera que en una frase como

He thought I was from Spain, but actually I am from Mexico

solamente hay dos palabras (o tres) acentuadas: Spain, Mexico y, tal vez, actually. Y la cuestión es que la pronunciación de las palabras que no están acentuadas cambia con respecto a la pronunciación de la misma palabra si fuera acentuada. Por eso, cuando yo voy a Inglaterra a veces me dicen que "no es que pronuncies mal, es que pronuncias demasiado", porque la tendencia para nosotros es a decir  las palabras tal y como se pronuncian fuera de contexto. Un nativo convierte las vocales de todas las palabras no acentuadas en la llamada shwa, y esto hace que muchas veces parezca que más que palabras lo que dicen es una especie de secuencia largísima de palabras concatenadas, de las que es difícil reconocer dónde terminan y dónde empiezan.

Para explicarles esta diferencia entre el español y el inglés a mis alumnos, hago con ellos un pequeño experimento. Tomé la idea de algún libro, pero soy incapaz de recordar cuál.



Marcando un ritmo continuo leo las cuatro líneas que aparecen en la imagen, y les pido a los alumnos que imiten lo que hago. A continuación, siguiendo el mismo ritmo, les traduzco las cuatro líneas al español, terminando con "uno y entonces un dos, y entonces un tres y entonces un cuatro". Como tarde en este momento queda claro que, mientras en inglés las cuatro líneas mantenían un mismo ritmo, es decir que había que meter las palabras como fuera en el espacio creado entre dos golpes, en  español es imposible hacerlo, y por lo tanto se rompe el ritmo. 

Ser conscientes de esta diferencia entre las lenguas es importante, porque tiene repercusiones claras sobre la pronunciación, como expliqué antes, pero también sobre la destreza de listening. Por el lado negativo porque hace difícil que podamos entender todas las palabras que se dicen porque la shwa hace que suenen a secuencia de sonidos más que palabras individuales (¿y cuántos de nuestros alumnos están obsesionados con intentar entender todas las palabras de las grabaciones que les ponemos?). Por el lado positivo porque permite que para entender el texto nos centremos en las palabras que llevan el acento, y que coinciden con las palabras de contenido: no hace falta más que reconocer estas palabras y utilizar el sentido común para entender el contenido del texto hablado. Si todos nuestros alumnos fueran conscientes de esta diferencia entre el español y el inglés, ¡cuánto más fácil sería que sonaran bien y entendieran mejor!
 


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