Un dilema: trabajar la producción oral

Estos días me estoy encontrando con un dilema en mis clases: trabajar la producción oral para que sea efectiva, pero sin perder el carácter oral y, por lo tanto, espontáneo. Os cuento...

Mis alumnos tienen como tarea narrar un evento de su vida en el que sintieron miedo o agobio. Para asegurar que sepan hacerlo bien sigo el esquema que suelo utilizar en estos casos, y que es similar al que propone Brisk:

Primero dejo que por parejas se cuenten cómo fue ese evento, sin darles más recursos que los que ya han desarrollado. En el segundo paso vemos un texto modelo, es decir una narración de un evento. Primero disfrutamos del texto, lo leemos o escuchamos y nos aseguramos de que se haya entendido bien. Una vez asegurada esa comprensión literal vamos a lo más interesante, que es la interpretación. En este caso concreto escuchamos una versión de audio de una parte de Through the Tunnel de Doris Lessing, en la que el reto de bucear por un túnel entre rocas en el fondo del mar simboliza el paso de ser niño a adolescente. Una vez trabajada esta comprensión más profunda, analizamos el texto y reconocimos su estructura. Para ello utilizamos un organizador gráfico, tal y como sugería en la entrada anterior:


Cuando los alumnos habían identificado los diferentes elementos de la narración y su importancia para crear tensión en la historia, aplicaron ese mismo principio a sus propias narraciones, y rellenaron otro organizador gráfico igual. Una vez que su narración estaba bien estructurada, se la contaron a otro compañero que tenía la tarea de comprobar que efectivamente la estructura de la narración fuera adecuada, es decir de dar feedback sobre la narración en relación con su estructura.

A pesar del trabajo hecho hasta este punto, la mayoría de las historias todavía carecían de interés, como los propios alumnos reconocieron, por lo que a continuación volvimos de nuevo al texto modelo para ver cómo consigue la autora crear tensión, qué recursos retóricos utiliza. Identificados estos recursos, los alumnos intentaron ver en qué puntos de su narración podrían utilizar alguno de estos elementos, insertando para ello notas en el organizador gráfico. En un segundo momento, nuestro análisis se centró en elementos lingüísticos interesantes para la narración, de nuevo sobre la base del análisis del texto modelo. Una vez que los estudiantes ya cuentan con los recursos retóricos y lingüísticos necesarios, ha llegado el momento de volver a repetir la narración y buscar de nuevo el feedback de sus compañeros.

¿Y el dilema al que me refiero? Los alumnos saben que esta narración es parte de su evaluación, y por lo tanto recibirá una nota. La tarea es de producción oral, pero, con tanto trabajo sobre la forma, ¿cómo evitar que los alumnos terminen redactando la narración y aprendiéndola de memoria? La solución que encontré, en la próxima entrada al blog 😉😉

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